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martes, 25 de enero de 2011

Sueños rotos.

Ella me advertía que no me fiara de él, que quería lo mejor para mi, y lo mejor era que me separase de él. Mi corazón no podía separarse, aunque cometió un error, yo lo seguía queriendo.
Quizás mi hermana tuviera razón, quizás no sería lo mejor para mi vida, una mala influencia me decía ella.
 Nos íbamos a casar, él me hacia feliz.
De vez en cuando, me traía ramos de flores, me llevaba a dar paseos y me decía lo mucho que me quería. Yo estaba muy feliz con él, nos íbamos a ir a vivir juntos, pero de una forma o de otra me seguía afectando lo que me decía mi hermana.
Ya llevábamos varios días viviendo juntos, no todo iba como yo imaginaba, él salía por las noches, se emborrachaba y volvía tarde a casa.
Al siguiente día fui a recogerle al trabajo, yo estaba muy preocupada, no sabía cómo decirle que tenía un retraso, que tenia nauseas, y que no me encontraba del todo bien.
Cuando al final se lo dije, no mostró mucha alegría o por el contrario tampoco puso mala cara.
Esa misma noche, salió con sus amigos a celebrarlo, yo estaba muy preocupada por él, era más tarde de lo normal. Cuando por fin llegó, le empecé a preguntar el por qué de no cogerme las llamadas, el por qué olía a una colonia que no era la mía, sin pensarlo, se hartó y me hirió sin sentir nada. Esa noche, el durmió en el  sofá, para  mi es imposible dormir, sueños rotos, lágrimas.
Al siguiente día, él se disculpó. Para mí ya esa historia era parte del pasado, para mi estaba lejana.
 Él me quería.
Nació el bebé, llegaron los problemas, él quería un niño. Él me empezó a echar todo en cara, yo no me lo podía creer, en unos días había cambiado de faceta totalmente, mi sueño de vivir una vida junto a él se estaba degradando.

Tras una brutal paliza ella acaba en el hospital, denuncia a la policía, y decide contarle todo a sus amigas.

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