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jueves, 23 de diciembre de 2010

Pulgada a pulgada.

No sé que decir realmente, tres minutos para la mayor batalla de nuestras vidas profesionales. O bien, sanamos como equipo o nos derrumbamos. Pulgada a pulgada, jugada a jugada y hasta el final. Estamos en el infierno ahora mismo, caballeros, créanme, y podemos quedarnos aquí, que nos caguen a patadas o podemos luchar por nuestro regreso a la luz. Podemos salir trepando del infierno, una pulgada por vez. Ahora yo no puedo hacerlo por ustedes, soy demasiado viejo. Miro a mi alrededor, veo estas caras jóvenes y pienso..he cometido todos los errores que un adulto puede cometer. Despilfarré todo mi dinero, créase o no; espanté a todos a los que alguna vez me amaron y ultimamente, no puedo soportar la cara que veo en el espejo. Envejecer implica quedarse sin ciertas cosas, -es parte de la vida- pero uno solo aprende cuando empieza a perderlas. La vida es un marco de pulgadas, es decir, medio paso atrasado o adelantado, y no lo logras, medio segundo de más o de menos, y no lo atrapas. ¡En este equipo nos hacemos pedazos por esa pulgada! Y yo sé que, si algo de vida me queda es porque, aun estoy dispuesto a luchar y morir, por esa pulgada. Ahora, o bien sanamos como equipo, o moriremos como individuos.

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